El hecho de que el perro sea un ser gregario y social, que requiere de una importante dosis de interacción con otros seres y que se adapta a las normas de convivencia que supone vivir en manada lo convierte en un gran candidato para convertirse en el compañero inseparable que es como perro.
En el caso concreto de la raza Australian Cobberdog, su selección se ha hecho buscando que estos perros tengan una especial necesidad por estar con las personas y agradarlas, lo cual les hace continuamente buscar muestras de afecto. Es por ello que las muestras de afecto y el sentirse parte de la familia es tan importante para este animal. La exclusión, el rechazo o, simplemente, ignorarlo es uno de los mayores castigos que el perro puede recibir, al igual que el humano. Esto nos hace muy parecidos, a humanos y perros, y nos muestra cómo es la relación que necesitamos desarrollar con nuestro perro para que goce de una buena salud mental.
Los perros, como nosotros, utilizan el tacto para expresar su afecto y normalmente disfrutan de contacto físico, pero no de idéntica forma que los humanos. Para nosotros normalmente es reconfortante un abrazo estrecho, que alguien acerque su cara a la nuestra o que nos acaricien el rostro. Los perros, en cambio, al ser abrazados pueden sentir que otro perro agresivo o un depredador les da caza, y sentirse alarmados en vez de queridos. Incluso puede darles la impresión de que se les está intentando montar, y por tanto dominar de forma abusiva. Por otra parte, aunque los perros se lamen mutuamente alrededor de la boca en señal de sumisión, acercar nuestra cara demasiada a la suya podría provocar en ellos una respuesta negativa, es por ello que debemos saber como realizar el contacto físico con nuestro perro para que esa muestra de afecto sea gratificante para ambos.
Aunque los Australian Cobberdogs son muy cariñosos y les encanta recibir intensas caricias, cada perro es único por lo que es interesante prestar atención a las señales de estrés de un perro cuando le acariciamos para saber si le gusta. Si muestra señales de estrés, como lamerse o sacudirse tras la muestra de afecto, quiere decir que las caricias que les damos les hacen sentir incómodos.
Lo recomendable a la hora de acariciar a un perro es agacharse y ponerse a su nivel, no inclinarse sobre él ya que esto podría intimidar al perro. Las zonas que más les suele gustar que le acaricien son las orejas (sobre todo por debajo), la zona del cuello y pecho, la zona de la grupa justo antes de la cola y el vientre. Lo que menos les gusta es que le toquen encima de la cabeza (lo ven intimidante), la cola y la zona de plantares. También es importante que a la hora de acariciar seas consciente de la energía que le estás transmitiendo a tu perro, porque si le acaricias de forma intensa y agitada, es probable que le sugestiones a un estado de ánimo activo y excitado. Sin embargo, si le acaricias de forma pausada y tranquila, el resultado es más probable que sea un perro calmado y relajado.
A continuación te mostramos una imagen en la que se señala las zonas donde el perro más disfruta cuando lo acariciamos y las que menos le gusta que le toquen: