La sociabilización de los cachorros es uno de los procesos vitales más importantes del perro para su desarrollo intelectual. A través de la socialización el perro aprende a relacionarse con el mundo que le rodea: personas, perros, objetos, ruidos… Si esta bien realizado y se refuerza a lo largo del tiempo, el cachorro será capaz de convivir el resto de su vida con todo tipo de situaciones.
La sociabilización es de vital importancia ya que el cachorro reaccionará frente al mundo de una u otra manera según cómo haya sido este proceso. Cuando un perro ha tenido carencias importantes en su sociabilización, se sentirá inseguro en los contextos que no conozca lo cual se traducirá en miedo o agresividad. En el día a día, una socialización pobre puede derivar en problemas ante las visitas que llegan a casa, malas reacciones en el veterinario o peluquero, conductas erráticas en el paseo… Para evitar esto, hay que comenzar a trabajar con el cachorro lo antes posible y de forma muy progresiva.
Durante el periodo de socialización es muy importante que se desarrolle también la propiocepción. Se trata de un sentido que el perro puede desarrollar en mayor o menor medida según sus propias experiencias y le permite tener plena consciencia de su propio cuerpo y lo que puede hacer con él. De este sentido depende la coordinación entre las diferentes partes de su cuerpo y la destreza para realizar movimientos difíciles, calcular distancia o medir la fuerza que ejerce sobre algo, entre otros. Los cachorros suelen ser muy torpes porque precisamente les falta desarrollar su propiocepción.
Aunque la propiocepción y la socialización es algo que de natural se puede aprender, si se potencia cuando el perro es aún pequeño se pueden obtener resultados óptimos y su mente se desarrolla mucho más. A través de diferentes ejercicios nuestro Australian Cobberdog puede ir aprendiendo a solucionar situaciones y encontrar alternativas, a prestarnos atención, a mejorar las habilidades propias de su raza…