Al igual que los paseos, el cepillado o las desparasitaciones, la limpieza de oídos es una rutina que no debemos saltarnos por ningún motivo. El Australian Cobberdog es un perro de orejas caídas y de pelo largo, dos características que no ayudan a que el oído tenga una buena ventilación. Estas condiciones pueden promover alteraciones en el oído de nuestro perro provocando infecciones y otitis, afecciones muy incomodas para nuestro cachorro que le pueden causar dolor y volverse crónicas si no tomamos las precauciones necesarias para evitarlas.
La otitis canina es la inflamación del oído y puede manifestarse externamente, inflamándose el conducto auditivo, o internamente, afectando a la zona del tímpano. Los causantes pueden ser variados ya que se produce por cuerpos extraños que se han introducido en la oreja de nuestra mascota, por parásitos instalados en el oído, alergias, infecciones o bacterias. Por otra parte, existen condicionantes externos como la humedad y las altas temperaturas que favorecen la aparición de esta afección. En caso de que nuestro perro tenga otitis, debemos acudir al veterinario.
Para prevenir las otitis, lo más importante es realizar periódicamente limpiezas de oídos a nuestro cachorro. Esta rutina debe hacerse cada 7-10 días, sin hacerlo más a menudo porque podríamos irritar su oído y sin alargarnos más días porque podría generarse una otitis. La higiene del oído, aunque pueda ser algo molesta para el cachorro, es completamente indolora, y a medida que se habitúe a la rutina aceptará mejor la limpieza de oídos.
Para realizar la higiene auditiva necesitaremos un limpiador ótico y gasas: