Cuando un perro llega al nuevo hogar, sus rutinas de higienes se pueden ver muy afectadas. Incluso perros adultos o cachorros que ya han aprendido a esperar al paseo para hacer sus necesidades cometen el error de llegar a su nuevo hogar y dejarle un “regalito” a su familia. Es algo muy normal ya que en un ambiente nuevo para el perro, el animal no sabe dónde están los límites ni cuáles serán sus horarios de salida.
A esto también se le suma el estrés y la incomodidad de haber salido de lo que hasta ahora era su zona de confort. No conoce a las personas que ahora cuidarán de él, todos los olores que le rodean son nuevos y sus hermanos de camada o compañeros de habitación ya no están. Esto suele generar ansiedad en los perros y puede provocarle actuar diferente a como acostumbraba, incapaz de contener sus necesidades dentro de casa por culpa de la inseguridad.
Por otra parte tenemos a los cachorros que por su edad aún no han aprendido lo que se llama “control de esfínteres”, perros que aún no saben contener sus ganas de orinar o defecar. En estos casos, tendremos que esmerarnos más para conseguir los resultados que queremos: evitar que ensucie dentro de casa. Para esto debemos tener siempre en cuenta que hasta que el perro no alcanza los 5-6 meses de edad no tienen la suficiente madurez y capacidad para poder controlar sus esfínteres.
Para que tu cachorro Australian Cobberdog aprenda a controlar las ganas de hacer sus necesidades necesitamos dos cosas: paciencia para enseñarle, y tiempo para que su organismo vaya creciendo y le permita poco a poco aguantar cada vez más. Un cachorro de 2 meses aguanta un máximo de 3 horas, por lo que no podemos exigirle más. Además, cuando aún es pequeño y no tiene todas las vacunas, el cachorro no puede salir a pasear así que debemos ser conscientes que las primeras semanas tendremos que ir enseñándole a controlarse primero en casa, y después en la calle.