El aprendizaje de conductas está íntimamente relacionado con sus consecuencias. Según estas consecuencias sean positivas o negativas para el bienestar del perro, tenderá a repetir la conducta que le ha llevado a lograr esa consecuencia o, por el contrario, la evitará.
Las posibles consecuencias que pueden ocurrir cuando un perro hace algo son las siguientes:
Estas consecuencias que provocan una conducta concreta contribuyen a que el perro establezca una conducta predeterminada ante una situación concreta, aunque no siempre el perro llega a una conclusión de forma inmediata. Tiene que repetir la misma conducta ante la misma situación para llegar a un aprendizaje y querer repetir o evitar una conducta.
Una recompensa contribuye a que una conducta se repita. Esta es la base de la enseñanza del perro, reforzarle con recompensas cuando realiza una conducta para incrementar su tendencia a realizarla. Las recompensas son relativas y están sujetas a los gustos de cada perro que le da un valor diferente a cada tipo de recompensa. Por lo tanto debemos elegir cuáles son las recompensas que tienen un mayor valor para el perro porque de ello dependerá su motivación para conseguirlo y, por tanto, su intensidad y concentración.
Las correcciones son consecuencias a una acción que ha hecho el perro y pueden ayudar a conseguir que una conducta cese o no se vuelva a repetir. De forma generalizada, las correcciones o castigos no suelen servir para enseñar a un perro, sino que son una llamada de atención y una forma de establecer una jerarquía sobre el perro mostrándole que vamos a demandar algo de él. La corrección sirve para que deje de hacer lo que está haciendo, pero en casi ninguna ocasión sirve para que el perro aprenda algo sino que servirá para reconducirlo a hacer aquello que esperamos que haga y no se está produciendo.
Cuando nuestro Australian Cobberdog hace algo bien, deberíamos premiárselo siempre. Cuando está aprendiendo, las recompensas deben ser muy especiales para que el perro aprenda desde un primer momento que lo que ha hecho tiene muchos beneficios. A medida que se consolida el aprendizaje, una alabanza, caricias y de vez en cuando una golosina puede ser suficiente.
Cuando nuestro Australian Cobberdog hace algo mal, podemos corregirlo, pero nunca debe aplicarse una corrección sin más. Después de aplicar una corrección siempre debería venir una recompensa. La corrección servirá para darle la oportunidad al perro de que modifique su conducta, y una vez ejecutada la respuesta correcta, aplicaremos la recompensa. De esta forma, el perro aprende qué consecuencia le reporta cada una de las conductas, la buena y la mala, y así tiene posibilidad de elegir. De esta manera tenderá a repetir la conducta que le reporta beneficios y a eliminar la que le reporta perjucios.