Los ojos sanos son transparentes, brillantes y no supuran. Cualquier opacidad, cambio permanente del tamaño de la pupila o enrojecimiento deben ser revisados cuanto antes por un veterinario. Los perros poseen un tercer párpado, una membrana que algunas veces puede verse recubriendo la superficie del ojo. Si el ojo está sano es muy difícil que consigamos ver esta membrana, por lo que si se muestra a la vista señala que el perro no está bien.
El interior del conducto auditivo debe estar limpio y sonrosado. La cera de color marrón y el mal olor pueden ser síntoma de infección o infestación de ácaros. Si un perro se frota por la pared o se rasca insistentemente la oreja podría significar que tiene otitis.
La trufa no debe en ningún caso supurar. En la humedad y la temperatura de la trufa influyen tanto el tiempo meteorológico y el nivel de actividad como la salud, por lo que no es necesario que siempre esté fría y mojada para considerarlo una muestra de salud. De todas formas, nunca es buena señal si la trufa está excesivamente caliente o seca. Un cambio de color o despigmentación progresiva no es un indicativo de enfermedad.
Los dientes de los perros, como los nuestros, se deterioran con el tiempo, pero lo ideal sería que estuviesen siempre limpios y blancos. A veces los perros pueden romperse algún diente, por lo que conviene examinar y limpiar su boca con regularidad. De este modo también se previenen infecciones en las encías. Las encías deben ser sonrosadas, suaves y no sangrar. Por otra parte, aunque ningún perro puede presumir de aliento fresco, tampoco es normal que pueda percibirse su aliento en la distancia, algo que indicaría algún problema odontológico. Por otra parte, un babeo excesivo puede ser reflejo de algún problema veterinario.
La piel debe ser sonrosada y estar libre de descamaciones y caspa, algunas razas pueden tener zonas de la piel pigmentadas, lo cual es normal. El pelo debe estar libre de parásitos.
Las almohadillas de los perros suelen ser muy resistentes pero también pueden ampollarse, o sufrir llagas si el perro ha caminado o corrido en exceso. Muchas razas de perros conservan el dedo pulgar, al que se le denomina espolón y se sitúa en la parte interior de las patas delanteras. Los espolones pueden partirse mientras el perro hace ejercicio e infectarse. Otro de los peligros para las almohadillas de los perros son los vidrios o cristales rotos. Debemos evitar a toda costa que los pise ya que podrían herirle. Si es posible, lo ideal sería recoger los cristales que nos encontremos durante el paseo para evitar que otros perros puedan herirse con ellos. Las patas siempre deben estar secas entre almohadillas y los dedos para evitar pododermatitis, por ello debemos procurar secar bien las patas si bañamos a nuestro perro o se moja en alguna excursión.
La distensión abdominal (dilatación del estómago) puede ser síntoma de problemas digestivos o de lombrices y debe ser visto por un veterinario. Todos los perros tienen cuatro pares de pezones que es importante revisar con regularidad en busca de posibles tumores en las mamas, algo muy frecuente en perras no esterilizadas.
Se encuentra en la base de la cola y debe estar limpia y no dolorida ni inflamada. Si nuestro perro restriega el trasero contra el suelo o se lame la región anal con insistencia, es posible que tenga obstruidas las glándulas anales o quiera librarse de lombrices, por lo que es importante que lo vea el veterinario.
Si se trata de un macho, la zona del pene debe estar libre de zonas enrojecidas o irritadas. En el caso de la hembra, la vulva debe tener un color rosáceo y no debe supurar, la zona de pliegues debe estar siempre limpia. Si notamos que nuestro perro se lame con insistencia la zona genital, debemos llevarlo al veterinario.