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La relación entre perros y humanos existe desde hace miles de años. Sin embargo, el papel de estos animales en la vida de las personas ha ido variando con el paso del tiempo. Si bien en el pasado los perros servían a los hombres en tareas como la agricultura o la caza, poco a poco se fueron convirtiendo en un miembro más de la familia gracias a su lealtad y su cariño. En la actualidad, diversos estudios científicos confirman el profundo vínculo que se genera entre las personas y los perros, y a nivel social, cada vez existen más leyes que protegen a estos adorables animales como seres sintientes con derechos propios.
La relación de un ser humano con su perro puede ser tan especial e intensa que sus sentimientos hacia él pueden igualar a los que profesan a otras personas queridas. No en vano, para muchas personas sus perros son “sus hijos”, tal es el amor y responsabilidad que sienten hacia ellos. Sin embargo, esto nunca debe llevarnos a humanizar a los perros, es decir, a atribuirles emociones, comportamientos o conductas humanas en detrimento de su propia naturaleza. Tratar a tu perro como a un bebé o a un niño, negando sus instintos naturales, puede causarle diversos trastornos del comportamiento.
- Comportamientos que humanizan a tu perro
- Consecuencias de la humanización de un perro
- Cómo darle amor a tu perro sin humanizarlo
Uno de los problemas de la sobrehumanización de los perros es que, detrás de estas conductas, generalmente no existe una mala intención, sino todo lo contrario. Debido al desconocimiento o a las propias necesidades de la persona se acaba tratando al perro como si fuera humano, creándole una gran frustración al no poder ser como realmente es. Estas son algunas conductas que humanizan a los perros y que, lamentablemente, hoy en día abundan en redes sociales, creando un ejemplo para nada apropiado de cómo hay que tratar a estos animales.
Cuando se obliga a un perro a comportarse como una persona, se están eliminando todos sus instintos naturales, su forma real de comunicarse y de comportarse. Obviamente, esto puede llegar a ser muy destructivo para tu mascota.
Imagina tener que comportarte las 24 horas del día de una manera que no resulta natural para ti. Esto es lo que les sucede a los perros excesivamente humanizados, que acaban desarrollando ansiedad y estrés que pueden desencadenar conductas destructivas e incluso comportamientos agresivos en algunos casos.
A menudo, la humanización de los perros lleva implícito el mimarlos en exceso. Y no, no hablamos de darles amor y cariño, sino de dejar que hagan lo que quieran, sin establecer límites ni trabajar en la regulación de su comportamiento y emociones. Esto es una irresponsabilidad por parte de cualquier cuidador, ya que si el perro no tiene un guía confiable y firme se sentirá muy confuso respecto a la jerarquía y no sabrá qué se espera de él. En esta tesitura incluso podrían darse conductas de protección de recursos. No hay que olvidarse lo importante que es una buena educación y adiestramiento.
Si no dejas que tu perro se relacione con otros perros, lo llevas a todas partes contigo y no aprende a gestionar la soledad, desarrollará un vínculo de apego insano hacia ti, creándose un estrés por separación que podría generar depresión y conductas destructivas en el hogar cuando se queda solo. Es normal que quieras disfrutar de tiempo con tu perro, pero tienes que enseñarlo a estar tranquilo cuando se quede solo, ya que de lo contrario será una mascota hiperdependiente y su salud mental se resentirá.
Un perro al que constantemente se le niega su naturaleza será un perro estresado, nervioso, deprimido y frustrado. Si quieres que tu perro sea feliz, debes permitirle obedecer a su naturaleza interior, es decir, dejarlo correr, olfatear, pisar el suelo, conocer a otros perros, ensuciarse, saltar… Además, es tu responsabilidad aprender sobre su forma de comunicarse para conocer y satisfacer sus necesidadeS, dale a tu perro lo que realmente necesita: ejercicio, socialización, estímulos y mucho amor.
Otra de las consecuencias de la humanización de los perros es la escasa socialización. Si no dejas que tu mascota se exponga a todo tipo de situaciones, personas y otros animales, se volverá miedoso, inseguro y muy probablemente tendrá problemas con otros perros. Un perro que no se relaciona con otros congéneres no entenderá sus códigos comunicativos, pudiendo reaccionar negativamente a situaciones totalmente naturales en la interacción entre dos perros.
Lamentablemente, todos tenemos en la mente la imagen del típico perro pequeño que siempre está en las faldas de sus propietarios y, obviamente, sufre de obesidad. Este grado extremo de sobrepeso supone un factor de riesgo para muchas enfermedades caninas, y es la consecuencia de un perro humanizado al que no dejamos hacer ejercicio, correr y, en definitiva, dar rienda suelta a su energía.
Es posible que después de todo te preguntes cómo puedes mimar y demostrarle amor a tu peludo sin caer en conductas de humanización, que tan negativas son para los perros. Dejar de tratar a tu perro como si fuese una persona no significa que no puedas ser cariñoso con él o alimentar ese vínculo tan especial que compartís. ¡Todo lo contrario! Puedes ser todo lo amoroso que quieras con tu mascota, pero no olvides que también necesita disciplina y ejercicio para mantener un correcto equilibrio. Además, no olvides que, aunque viva con humanos, tu perro pertenece a otra especie con sus propias características y atributos.
Si conoces y respetas la naturaleza real de tu perro podrás tratarlo exactamente como necesita, y él se sentirá mucho más feliz y realizado. En definitiva, deja que tu perro sea un perro con todo lo que ello implica: que se ensucie, que se comunique a su manera, que se vea con otros perros… ¡Y a seguir disfrutando del amor y lealtad de tu peludo!