En adultos, la tarea del mantenimiento en casa es muy sencilla si nuestro perro está socializado con los productos que usaremos y con la manipulación que le haremos. Si hemos hecho el mantenimiento del Australian Cobberdog en su etapa como cachorro, no tendremos ningún problema. Si cuando comenzamos a hacer el mantenimiento nuestro perro ya es adulto, deberemos tener más paciencia y crear el hábito de una rutina hasta que se acostumbre y el mantenimiento sea considerado para el perro como una actividad más en su día a día.
El mantenimiento es necesario por motivos de higiene y salud y son momentos que nuestro perro siente que le estamos cuidando, algo que nos agradecerá siempre. Además, si lo llevamos a la peluquería, los profesionales de la peluquería canina que le atiendan detectaran en menos de un minuto que la familia del perro le hace un buen mantenimiento y el perro disfrutará más de la sesión de peluquería que no consistirá en una lucha contra los nudos, algo nada agradable para el perro, sino que será un placentero spa.
Como se trata de algo necesario y que deberemos realizar a menudo, lo ideal es asociar el mantenimiento del perro a algo muy positivo. Premiarle cuando terminemos los procesos que menos le gustan o combinar el cepillado con momentos de mimos es una buena forma de que nuestro perro adore este momento y siempre esté dispuesto a dejarse cuidar.
Lo ideal para nuestro perro, tanto si es cachorro como si es adulto, es hacer el mantenimiento cada día, justo después de su último paseo. Es en ese momento cuando vamos a crear el hábito de una manera rutinaria para hacerle el mantenimiento y tener esos minutos de conexión con nuestro perro. No obstante, el ritmo de vida muchas veces no nos permite dedicarle ese tiempo de forma diaria, para esos casos es suficiente realizar el mantenimiento dos o tres veces por semana. Eso sí, en cachorros se recomienda realizarlo cada día para conseguir así una perfecta sociabilización.